Propiocepción: ¿Dónde y cómo está mi cuerpo?

El sistema propioceptivo es un sistema sensorial muy trabajador al igual que el vestibular. Estos sistemas sensoriales son cautelosos, ya que hacen su función de manera inconsciente permitiéndonos llevar a cabo todas nuestras actividades de la vida diaria sin necesidad de que pensemos en ellos. El propioceptivo en concreto, nos da información sobre nuestro propio cuerpo.

Nuestra capacidad de movimiento depende de varios factores. Para coger un vaso necesitamos músculos, tendones y articulaciones. Estas estructuras necesitan a su vez que las guiemos dándoles funcionalidad, pero para ello, es imprescindible que la información sobre ellas llegue a nuestro sistema nervioso.

Si yo no percibo bien mi mano, me costará mucho coger ese vaso. Tengo las estructuras necesarias para ello y la capacidad para darle una función, pero, si no recibo correctamente los datos sobre su posición, la longitud de los músculos o cuáles de ellos debo activar y hacia dónde dirigirlos, no obtendré éxito en el movimiento.

Pues bien, de esto es de lo que se encarga este sistema sensorial: recibe los datos de las estructuras del cuerpo facilitando así posición, movimiento y velocidad.

Para profundizar en las funciones, seguiremos con el ejemplo del vaso que hemos puesto antes.

  1. Orientación de nuestro cuerpo, o una parte del mismo, en el espacio: es importante que sepamos a qué distancia estamos del vaso, si alargando el brazo llegaremos o si necesitamos acercarnos un poco más hasta él. ¿Cómo sabemos cuál es la distancia justa entre el cuerpo y el vaso? Pues porque el sistema propioceptivo es muy inteligente y sabe cuánto mide mi brazo y el espacio que necesito para llevar a cabo la actividad.
  2. Sincronización de los movimientos: generalmente, no estiraré el brazo y luego abriré la mano, sino que haré todo el movimiento de golpe. Cuando el brazo esté a la altura del vaso, la mano tendrá la abertura suficiente para cogerlo.
  3. Velocidad de los movimientos: si muevo muy rápido el brazo, probablemente, tiraré el vaso. Nuestro sistema propioceptivo calcula la velocidad a la que debo moverme para que todo el movimiento sea armonioso.
  4. Fuerza ejercida por nuestros músculos: un vaso de agua normal, no tiene mucho peso, por lo que la fuerza debe ser proporcional a ello. Si hago demasiada fuerza podría romper el vaso, en cambio sino hago la suficiente, se me caerá de las manos. En algunos niños podemos observar que aprietan tanto el lápiz al escribir que rompen la hoja. Esto es algo que controla el sistema propioceptivo junto con el táctil.
  5. Cuánto y a qué velocidad se contrae un músculo: para que yo pueda coger el vaso, es necesario que se contraiga parte de la musculatura de mi brazo y mi mano. Pero claro, aquí viene otra pregunta ¿cuánto deben contraerse? Pues es algo de lo que no tenemos que preocuparnos porque nuestro sistema propioceptivo lo hace por nosotros. Lo mismo sucede con la velocidad de contracción. Si aún tengo que recorrer un espacio, mi mano seguirá relajada, no se tensa desde que inicio el movimiento sino que va preparándose según se acerca.

En definitiva, nuestro sistema propioceptivo es el que nos permite saber dónde y cómo está cada parte de nuestro cuerpo sin necesidad de mirar o pensar en ella.

Si me quiero rascar la oreja, no me voy al espejo para mover la mano hasta ella. Tampoco me pongo a pensar: “primero subir el brazo, luego doblar el codo, ahora poner las uñas cerca… bien, mover los deditos”. Mi cuerpo hace esto de manera automática.

Cuando los niños están aprendiendo a moverse en el espacio, es muy importante esta información ya que ellos sí necesitan un entrenamiento hasta automatizar los patrones de movimiento. Efectúan un plan, piensan en su cuerpo y lo mueven hacia su objetivo. Con el tiempo, esto se convertirá en algo mecánico.

¿Qué signos podemos observar en un niño que nos indican que algo está fallando en el procesamiento de esta información?

  • Se le caen las cosas de las manos
  • Parece más blandito que otros niños
  • Le cuesta sujetar su cuerpo (niño trapo)
  • Presencia de sialorrea
  • Tarda mucho para hacer todo
  • Se deja caer encima de cualquiera
  • Se cansa enseguida de caminar
  • Choca con los objetos
  • Salta sin parar, busca actividades muy bruscas
  • Trepa por todas partes
  • Poca conciencia de peligro
  • Rompe juguetes
  • Se mete todo a la boca y/o rechina los dientes
  • Presencia de sialorrea
  • Movimientos rígidos

Este sistema está directamente relacionado con el estado de alerta de un niño y su nivel de actividad. Por ello es importante que esté regulado.

Si te gustaría saber cómo ayudar a los peques a mejorar el procesamiento de la información propioceptiva, ¡no te pierdas nuestra próxima entrada!

Es importante que no olvidemos que todos los sistemas sensoriales hacen un trabajo conjunto y que, por ejemplo, el tono muscular no depende sólo del sistema propioceptivo, sino que está muy relacionado con el vestibular.

Por ello, es recomendable que leamos también sobre los otros sistemas sensoriales. Os dejamos aquí las entradas que hemos publicado sobre este tema.

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Sistema Táctil: Tocar, coger y sentir – Parte II

Sistema táctil: tocar, coger, sentir- Parte I

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